domingo, 27 de dezembro de 2009

¿Hasta dónde somos reptiles o mamíferos?

A lo largo de la historia, se desarrollaron diferentes concepciones míticas, religiosas, filosóficas y científicas en relación al hombre, cada una con su propia explicación de nuestro origen, trascendencia y significado de vida. Por ejemplo: los acadios afirmaban que el primer hombre, Adapa, era hijo del dios Ea, pero perdió su inmortalidad. Un mito mesopotámico afirmaba que el hombre creció de la tierra como una planta. Para el griego Hesíodo, Zeus modeló Pandora en arcilla, quien fué la primera mujer, de cuyo vínculo con el dios Epimeteo nacieron el resto de los hombres. El mito nórdico de la creación atribue a Odín y sus hermanos el acto de dar vida a dos troncos en una playa, convirtiéndolos en Ask, el primer hombre, y Embla, la primera mujer. Para los pueblos amerindios, el hombre salió de un tronco de árbol animado por el dios Tupá. En la tradición judio-cristiana, el hombre (Adán) fué creado de arcilla por Dios, a su imagen y semejanza, y fue expulsado del paraiso como consecuencia del pecado original después de tomar conciencia del bien y del mal. Según los escritos, fué una culebra que ofreció la manzana prohibida a Eva. Los científicos, por otro lado, dicen que, el hombre, como todas las demás especies, es el resultado de un proceso evolutivo, a partir de un mono ya extinguido.

Para unos, los aspectos científicos y religiosos no son excluyentes, dado que afirmar que el ser humano tiene un origen divino no equivale a afirmar que no existan aspectos biológicos, argumentando que la biología es una ciencia y, como tal, no pretende discernir sobre aspectos metafísicos. En cambio, para otros, ambas perspectivas son antagónicas o mutuamente excluyentes. La teoria de la evolución de las especies explica el proceso biológico de la raza humana desde sus ancestros hasta el estado actual. El estudio de dicho proceso requiere una búsqueda interdisciplinar en la que se aúnan conocimientos procedentes de ciencias como la antropología física, la lingüística y la genética.

Parece unánimemente aceptada la teoría de que los mamíferos proceden de los reptiles, que evolucionaron para aprovechar nichos ecológicos a los que antes no les era posible adaptarse. La evolución de éstos a partir de los sinápsidos (mamíferos parecidos con reptiles) fue un proceso gradual que tuvo una duración de aproximadamente 70 millones de años entre el Pérmico Medio y el Jurásico Medio, aconteciendo una gran explosión de especies durante el Triásico Medio. La capacidad homeotérmica fue la piedra angular de este lento proceso. Cuando los primitivos antepasados de los mamíferos consiguieron regular la temperatura de su cuerpo, lograron colonizar regiones geográficas donde las bajas temperaturas impedían la supervivencia de especies ectotermicas (de sangre fría), pudiendo así adoptar hábitos nocturnos y aprovechar los recursos alimenticios que quedaban fuera del alcance de sus antepasados. Para ello tuvieron que modificar sus estructuras y funcionalidad, por una parte para el mantenimiento e intercambio de calor con el medio, y por otra para adaptarse al medio nocturno.

El desarrollo de tejidos complejos que los protegían, de un aparato locomotor capaz de ahorrar energía durante el movimiento y disminuir la superficie corporal, y de los órganos de los sentidos que mejoraron las capacidades vitales fue el primer paso para comenzar el control de nuevos ecosistemas. Al aumentar la movilidad, era necesario ahorrar energía, desarrollándose un aparato digestivo más complejo y eficaz, que a la vez que disminuía el tiempo de digestión, incrementaba el nivel de aprovechamiento de los alimentos. Por esta razón, el aparato circulatorio se hizo más poderoso y especializado acarreando el perfeccionamiento del sistema respiratorio, que aumentó de tamaño y capacidad de intercambio de oxígeno. Y en esta cadena de transformaciones, todos los aparatos y sistemas orgánicos fueron desarrollándose y especializándose durante un largo periodo de tiempo de más de ciento sesenta millones de años, principalmente el cérebro. La consecuencia de la gran extinción de los dinosaurios (excepto sus descendientes, las aves) a finales de Cretácico, hace 65 millones de años y tras un periodo transitorio durante el cual dominaron aves gigantes, como Gastornis, los mamíferos se acabaron imponiendo en el Cuaternario.

El término humano, en el contexto de su evolución, se refiere a los individuos del género Homo. Sin embargo, los estudios de la evolución humana incluyen otros homininos, como Ardipithecus, Australopithecus, etc. Los científicos han estimado que los seres humanos se separaron de los chimpancés hace entre 5 y 7 millones de años. A partir de esta separación la línea evolutiva comenzó a ramificarse originando nuevas especies, todas extintas actualmente, a excepción de la que originó Homo sapiens.

¿Y entonces? ¿Hasta que punto somos racionales? ¿Hasta que punto actuamos como reptiles o como mamíferos? ¿O será que tenemos un comportamiento contradictorio que recuerda nuestro pasado réptil - mamífero? Sino veamos. Las dicotomías de todo tipo están profundamente arraigadas en el pensamiento y las tradiciones humanas. Nos encanta pensar y hablar en términos de blanco o negro, las mujeres son de Venus y los hombres son de Marte, liberales frente a los conservadores, calle principal o calle lateral, el bien contra el mal, duros o blandos, ellos o nosotros, Yin o Yang. ¿Más? Estabilidad versus cambio, interno contra externo, libertad o control, etc.

En la naturaleza, los reptiles son criaturas de sangre fría. Son ectotérmicos, lo que significa que su temperatura corporal depende de la temperatura de su entorno. Tienen una cubierta externa de escamas en la forma de placas córneas. Por lo general, ponen sus huevos para reproducirse. Los mamíferos, que la mayoría de los científicos creen que evolucionó a partir de reptiles, unos 200 millones de años, son criaturas de sangre caliente. Son homeotermos, manteniendo una temperatura corporal caliente relativamente constante independiente de la temperatura de su entorno. Los mamíferos tienen el cuerpo cubierto de pelos. Hembras dan a luz los hijos de forma directa y tienen glándulas mamarias productoras de leche para alimentar sus crias.

¿Y en nuestro día a día somos reptiles o mamíferos? Los reptiles, como los conocemos, son fundamentalmente independientes, analíticos, frios, detallistas y calmos, sino, recordemos un cocodrilo. Los mamíferos, por el contrario, son emocionales, comprometidos, y cuidadosos, sino, recordemos a nuestras madres. Los reptiles tienden a ser competitivos y tratan de dominar. Mamíferos tienden a ser cooperativos y buscar un consenso. Los reptiles pareces están orientados a pactuar por la fuerza de las circuntancias, mientras que los mamíferos prefieren ser informales en los acuerdos y entendimientos, principalmente sobre la base de valores compartidos y las necesidades comunitarias.

Los seres humanos siempre hacemos conecciones de todo tipo, algunas reales y otras metafóricas. Esa relación entre reptiles y mamíferos es una de esas. Los escritores exploran mucho ese tema en sus libros, especialmente sobre protagonistas asesinos despiadados que matan a sangre fría, como el cocodrilo, que come la presa y al final llora, en lo que se ha denominado de “lágrimas de cocodrilo”. Popularmente decimos que una persona insensible a la crítica cuando tiene ''piel gruesa'' (como las escamas y la placas de los reptiles), o cuando alguien es demasiado sensible o delicado, que tiene la “piel fina''' (como los bebés mamíferos rosados recién nascidos). Alabamos a los ciudadanos cuando ayudan a los niños, a los menos favorecidos, o que devuelven beneficios a su comunidad. Cuando no actuan en ese sentido, los condenamos llamándolos de serpientes venenosas, o sea reptiles. La atribución de características reptiles y mamíferos a los seres humanos está profundamente arraigada en nuestro pensamiento y en nuestro idioma. No es de extrañar, entonces, que cuando buscamos lideres, en busca de guía, orientación y protección, buscamos en ellos las características en las dimensiones de reptiles o de mamíferos, de acuerdo con nuestros valores y nuestras aspiraciones. Por lo tanto, cuando escoja sua líderes, piense mucho, piense si está eligiendo una culebra que lo morderá en cualquier momento, o, una leona que nunca abandona sus cahorros.

domingo, 13 de dezembro de 2009

O PETRÓLEO ESTÁ ACABANDO?


Em 1980, uma das noticias mais divulgadas nos jornais da época era que as reservas de petróleo se estavam esgotando, não havendo a possibilidade da existência do ouro negro além de 20 anos. Passaram-se 30 anos a partir dessa data, e, pelas noticias que a mídia divulga nos dias de hoje, há petróleo para mais 20, 30 ou 40 anos, até 2050. Então, as previsões de 1980 erraram em 50 anos! É possível acreditar desta vez? Diriamos que, pelos conhecimentos existentes hoje, o petróleo acabará quando a sua exploração se torne muito cara e quando apareçam outras fontes de energia mais baratas, mais eficientes e ecologicamente mais limpas. Por enquanto, há ainda muitos reservtórios por descobrir.

Pensando em anos mais recentes, 15 anos atrás, a exploração de petróleo acontecia no Brasil principalmente em reservatórios turbidíticos. Todo mundo falava, estudava e respirava turbiditos. O que são os turbiditos? Os turbiditos são depósitos sedimentares orginados por correntes de turbidez submarinas, sobretudo em ambientes tectônicos de margem ativa. Os depósitos são constituidos por sucessões de estratos sedimentares arenosos e argilosos bastante espessos, formados num curto período de tempo geológico. Estão ligados ao alçamento de cadeias orogênicas, com exposição do embasamento cristalino, denudação intensa através de pequenos rios que conduzem grande quantidade de sedimentos com deposição em ambiente confinado, contexto de águas profundas, formando estruturas sedimentares típicas. As sequências turbidíticas são muito procuradas pelos geólogos de petróleo por constituírem bons reservatórios para hidrocarbonetos. Existem em várias no mundo e no Brasil, principalmente na Bacia de Campos. Duas figuras explicarão melhor meu pensamento, as quais mostro a seguir (clique nas figuras para aumentar).



Na primeira das figuras, obervamos a distribuição dos continentes do cretáceo, 130 milhões de anos atrás. As partes que aparecem com cor azul-claro, mostram as palataformas continentais da época, ou seja, as grandes possibilidades de ter condições para a existência de correntes turbidíticas. Na outra figura, o mapa geológico do mundo mostra, de novo em cores azul-claro que esse processo se mantém. Ou seja, com um planeta tendo 67% da sua superfície recoberta por mares, contando que essa quantia se manteve nessa ordem de magnitude por milhões de anos, a probabilidade de existirem reservatórios turbidíticos com óleo em diversas áreas inexploradas é alta!

Quando mudamos o tema de reservatórios turbiditicos para carbonáticos, a nossa premisa de que ainda há muito petróleo no mundo, fica mais fortalecida. Por exemplo, no mar do Brasil foram feitas as maiores descobertas dos últimos 50 anos, em reservatórios carbonáticos do pré-sal. Mas. O que é o pré-sal? Vejamos. O Pré-Sal é um conjunto de reservatórios mais antigos que a camada de sal principalmente halita e anidrita. Esses reservatórios podem ser encontrados do Nordeste ao Sul do Brasil e de uma forma similar no Golfo do México e na costa Oeste africana. A área que tem recebido destaque é o trecho que se estende do Norte da Bacia de Campos ao Sul da Bacia de Santos desde o Alto Vitória até o Alto de Florianópolis respectivamente. A espessura da camada de sal na porção centro-sul da Bacia de Santos chega a 2.000 metros, enquanto na porção norte da Bacia de Campos está em torno de 200 metros. Este sal foi depositado durante a abertura do oceano Atlântico, após a quebra do Gondwana (antigo supercontinente formado pelas Américas e África) durante a fase de mar raso e de clima semi-árido/árido. Nas camadas rochas da camada pré-sal existentes no mundo, a primeira descoberta de reserva petrolífera ocorreu no litoral brasileiro, que passaram a ser conhecidas simplesmente como "petróleo do pré-sal" ou "pré-sal". Estas também são as maiores reservas conhecidas em zonas da faixa pré-sal até o momento identificadas. Depois do anúncio da descoberta de reservas na escala de dezenas de bilhões de barris, em todo o mundo começaram processos de exploração em busca de petróleo abaixo das rochas de sal nas camadas profundas do subsolo marinho. Atualmente as principais áreas de exploração petrolífera com reservas potenciais ou prováveis já identificadas na faixa pré-sal estão no litoral do Atlântico Sul. Na porção sul-americana está a grande reserva do pré-sal no litoral do Brasil, enquanto, no lado africano, existem áreas pré-sal em processo de exploraçãoe mapeamento de reservas possíveis no Congo e no Gabão. Além do Atlântico Sul, também existem camadas de rochas pré-sal sendo mapeadas à procura de petróleo no Golfo do México e no Mar Cáspio e na zona marítima pertencente ao Cazaquistão. De novo, para reforçar nossa premisa da existência de muitos reservatórios de petróleo inexplorados no mundo, mostramos uma figura (clique nas figuras para aumentar).



Percebemos, nessa figura, que os maiores reservatórios de óleo no mundo são carbonáticos, senão vejamos na Arabia Saudita, maior produtora e dona das maiores reservas. Más, além desses carbonatos consagrados, existem muitos outros carbonatos no mundo, seja na forma de arrecifes, nas plataformas e nas águas profundas. Entaõ, será que o petróleo está acabando?



sábado, 12 de dezembro de 2009

UMA VIAGEM FANTÁSTICA NO TEMPO...


A idade do Universo é calculada em 13 bilhões de anos e nada pode ser dito em relação ao que existia antes. Segundo a Teoria do “Big Bang”, de repente, em algum ponto do vazio, a energia e a matéria explodiram, surgindo assim o conceito do espaço/tempo. Esse Universo inicial era incrivelmente quente e denso, se expandindo de forma rápida numa espécie de explosão cósmica, para se esfriar logo a seguir. Matéria e antimatéria se aniquilavam entre si, deixando resíduos minúsculos de matéria. Fora desse fluxo violento inicial, surgiram os prótons, nêutrons, fótons de luz e elétrons, como também, as forças forte, fraca, a gravimétrica e a eletromagnetica. Após centenas de milhares de anos, com o Universo mais frio, prótons e elétrons formaram átomos estáveis, e a matéria do universo tornou-se eletricamente neutra. Como resultado, matéria e energia deixaram de interagir constantemente, e a radiação começou a fluir livremente através do Universo. À medida que o Universo se expandia, a temperatura dessa radiação caiu, sendo atualmente detectável como uma radiação cósmica de fundo.


Passados cerca de 300.000 anos a partir do “Big Bang”, o universo consistia de enormes nuvens de hidrogênio e hélio, a matéria-prima das futuras estrelas e galáxias. Cerca de um bilhão de anos após a grande explosão, as estrelas apareceram, primeiramente nas regiões onde o hidrogênio e o hélio estavam mais concentrados. A gravidade achatava essas densas nuvens de gás deixando-as na forma de discos rotativos de diferentes tamanhos, alguns com a dimensão aproximada de nosso Sistema Solar. À medida que entravam em colapso, os centros desses discos se aqueceram até que o hidrogênio começou a se fundir para originar hélio. A energia liberada por estas reações nucleares impediam um colapso maior desses centros, criando núcleos estáveis de estrelas que queimavam o hidrogênio. Uma vez esgotado o hidrogênio, as grandes estrelas passavam a queimar hélio e elementos mais pesados. As maiores estrelas queimam rapidamente seu combustível e, eventualmente, colapsam em enormes explosões conhecidas como Supernovas. É dentro delas que a maioria dos elementos químicos mais complexos são criados. Estrelas menores vivem mais tempo, pois queimam o seu combustível de forma mais lenta a temperaturas mais baixas, e, quando ficam sem combustível, esfriam de forma gradual na forma de cinzas.


O Sol e o Sstema Solar surgiram ao mesmo tempo, cerca de 4,56 bilhões anos atrás, durante o colapso gravitacional de uma nuvem de matéria. O Sol se formou no centro da nuvem e absorveu a maior parte do material existente. No entanto, a matéria deixada fora do Sol orbitava a nova estrela na forma de um disco achatado. Dentro de cada órbita, pedaços de matéria se formavam através de colisões e da atração gravitacional, até que, finalmente, apareceu um único corpo planetário em cada órbita. Como os elementos mais voláteis tinham sido expulsos das regiões centrais pelo vento solar, os planetas internos, entre eles a Terra, tendem a ser mais rochosos e os planetas exteriores mais gasosos. Logo depois que se formou, a Terra primitiva estava de forma derretida, os materiais mais pesados afundavam para o núcleo e os mais leves subiam para a superfície. Ao longo de 4 bilhões de anos, a Terra conservou a sua estrutura interior, sendo muito semelhante à de hoje. No entanto, a sua superfície e sua atmosfera foram submetidos a um longo processo de mudanças até chegar a forma como as observamos hoje. Desde o surgimento da Teoria das Placas Tectônicas, tornou-se claro que as placas continentais se moveram lentamente sobre a superfície da Terra, alterando gradualmente a configuração dos continentes e dos mares.


Durante quase 4 bilhões de anos, os processos evolutivos, explicados pela Teoria da Evolução das Espécies de Darwin, geraram toda a diversidade biológica existente na Terra moderna. Em efeito, as espécies vivas hoje são apenas uma pequena amostra do número total de espécies surgidas ao longo da história da Terra. Por mais de 3 bilhões de anos, a vida consistia apenas de organismos unicelulares, e, mesmo nesse mundo das bactérias não houve mudanças. As células adquiriram a capacidade de substrair energia da luz solar e eventualmente do oxigênio. Cerca de 600 milhões de anos atrás, algumas células se uniram para formar organismos multicelulares, os primeiros não microscópicos na terra. Desde a explosão cambriana de árvores, flores, peixes, anfíbios, répteis e primatas, têm havido evolução. Muitas outras experiências evolutivas também pode ter florescido e desaparecido sem deixar vestígios. Como a vida evoluiu junto com a própria Terra, a biosfera e o planeta estão interrelacionados em muitos aspectos num sistema complexo e interligado. Os organismos vivos surgidos criaram rochas carboníferas, matéria orgânica que depois geraria o petróleo e uma atmosfera rica em oxigênio. Ao mesmo tempo, os processos das placas tectônicas lentamente moldada e remodelada a superfície da terra e seus padrões climáticos, de forma a acelerar ou retardar a taxa de mudança evolutiva, enquanto os acontecimentos violentos, como impactos de meteoros e erupções vulcânicas ocasionalmente desviavam o curso da evolução em determinadas regiões.



O surgimento do ser humano foi um evento revolucionário na história da Terra, o qual foi montado ao longo de vários milhões de anos. Os Hominídeos evoluíram com cérebros maiores que os outros seres vivos, o que lhes dava uma maior flexibilidade comportamental e talvez, também, o início de uma capacidade de linguagem simbólica. Eles aprenderam a utilizar as ferramentas de formas mais complexas do que qualquer outro primata, o que lhes deu acesso a uma dieta mais variada. Tomados em conjunto, estas alterações aparentemente deixaram ao Homo Erectus com uma capacidade de explorar uma vasta gama de habitats maior do que qualquer outra espécie semelhante. Ainda não há provas claras nos registros fósseis de mudanças revolucionárias nesses comportamentos, mesmo depois de várias espécies de Hominídeos antes de 250.000 A.C. Porém, parece que a raça humana ainda não saiu do dominio da seleção natural, em que a mudança genética se sobrepõe aos aspectos culturais. É difícil imaginar como as anteriores espécies de Hominideos poderiam ter transformado o mundo como a nossa própria espécie tem feito. Isso é verdade mesmo nos Neandertais, uma espécie incrivelmente perto de nós geneticamente, com cérebros tão grandes e talvez ainda maiores do que o nosso.



Os seres humanos surgiram na história moderna na África, cerca de 250.000 anos atrás. O fato revolucionário em relação à esse aparecimento é que as pesquisas sugerem que eles estavam equipados com uma linguagem simbólica e uma capacidade de aprendizado coletiva. Gradualmente, comunidade por comunidade, os seres humanos desenvolveram novas tecnologias e aprenderam a viver em ambientes novos. A partir de 100.000 anos atrás, os humanos começaram a migrar para fora da África, para terras onde os Hominideos nunca antes tentaram se estabelecer. Por exemplo, o continente Sahul, formado por Austrália e Nova Guiné, foi ocupado entre 60.000 e 40.000 anos atrás; na idade do gelo de 30.000 anos atrás, a Rússia e a Sibéria forma ocupados; e, as Américas certamente foram ocupadas por imigrantes da Sibéria 13.000 anos atrás, ou talvez menos. Com a propagação do seres humanos, eles começaram, pela primeira vez, ter um impacto significativo sobre a biosfera, transformando paisagens com o fogo e com a caça, levando à extinção um grande número de espécies da megafauna do Pleistoceno. Até o final da última era glacial, 10.000 anos atrás, os humanos ocuparam todas as partes habitáveis do planeta, exceto algumas ilhas do Pacífico. Eles também levaram à extinção os últimos Hominídeos sobreviventes.


O fim dessa última era glacial marca uma virada fundamental na história humana, quando a agricultura apareceu em várias partes do mundo. Com o seu advento, as sociedades humanas existentes começaram a adquirir uma demografia e uma dinâmica tecnológica, as quais tem impulsionado as mudanças históricas nos últimos milênios. Explicar porque comunidades nômades assumiram a agricultura não é fácil, mas, a maioria das habilidades necessárias já estavam presentes nessas sociedades, existindo também o número de espécies vegetais e animais que foram pré-adaptadas para a domesticação. As mudanças climáticas estimularam a experimentação de novas tecnologias e criar novas regiões de abundância que esse sedentarismo incentivada, que, pela sua vez, incentivou o crescimento da população. As comunidades agrárias se expalharam lentamente, a medida que os imigrantes colonizavam as áreas adequadas para desenvolver a horticultura. Por milênios, as comunidades agrárias coexistiram com populações vizinhas nômades. A maior parte do início da era agrária foi, portanto, caracterizada por um crescimento demográfico lento para os padrões modernos, com conflitos e impactos ecológicos limitados. Era um mundo relativamente pacífico de comunidades que viviam em pequenas aldeias ou que praticavam uma vida nômade semelhante aos moradores do Paleolítico Superior. Mas, este periodo da história humana durou muito tempo, tanto como aquele mais recente que presenciou o surgimento de cidades, estados e impérios.


As mudanças que ocorreram no século XX são, em certa medida, maiores do que as que ocorreram em todas as épocas anteriores da história humana. Prever o futuro é arriscado, porque, como vimos através deste escrito, o Universo é inerentemente imprevisível. Mas, em algumas situações, é necessário tentar. Assim, vale a pena pensar muito sobre o presente século, porque o que fazemos hoje pode ter um impacto significativo sobre as vidas daqueles que vivirão no futuro, inclusive nossos descedentes diretos. Se as previsões não estão tão erradas e agimos de forma inteligente e responsável à luz delas, poderemos ser capazes de evitar um futuro desastroso. As catástrofes podem assumir várias formas, incluindo a degradação ecológica e graves conflitos militares gerados pelo crescimento das desigualdades no acesso aos recursos naturais. As duas questões estão ligadas, e, com uma gestão inteligente, é possível orientar o mundo na direção de uma relação mais sustentável com o ambiente e criar uma economia global que gere condições de vida decentes para toda a raça humana. Asssim, existem grandes tendências, principalmente em tecnologia, que podem sugerir alguns futuros plausíveis.


Os seres humanos podem migrar para planetas ou luas do Sistema Solar e controlar processos genéticos com grande precisão. O ser humano é complicado, mas, é inventivo e poderá encontrar saídas nas situações mais difíceis. Entretanto, qualquer previsão em particular pode, naturalmente, ser prejudicada por crises inesperadas, causadas pelo homem ou por fenômenos geológicos e astronómicos como os impactos de asteróides. Em escalas cosmológicas, as previsões são mais fáceis, pois o Sol e nosso Sistema Solar vão morrer dentro de 4 bilhões de anos, quando o mesmo gaste todo o seu combustível, se transforme numa estrela anã branca e depois numa gigante vermelha. O universo, porém, irá sobreviver por muito mais tempo, pois evidências recentes sugerem que ele continua a se expandir. De seguir nessa direção, a compreensão atual dos processos físicos e astronômicos fundamentais nos leva a concluir que poderá entrar em decadência. Do ponto de vista de um futuro razoavelmente distante, quando o Universo não tiver mais que uma aspersão fina de fótons e partículas subatômicas, os 13 billões de existência do Universo que temos noticia, parecerão um breve instante de tempo.