domingo, 19 de dezembro de 2010

NO TENEMOS PLAN B...

En cualquier emprendimiento personal o colectivo, la estrategia se basea en un plan principal, el Plan A. Si ese plan no funciona, entonces hay que recurrir a un Plan B, descrito también en los objetivos iniciales. Por otro lado, nuestro planeta es un lugar especial y, hasta ahora, por las noticias que tenemos, es único en el universo. Com base en ambas premisas, dos cosas me motivaron a escribir este artículo: primero, el libro “Criación imperfecta: cosmo, vida y el código oculto de la naturaleza” de Marcelo Gleiser (Editora Record, 2010), que recientemente leí, y, segundo, una frase del ex-presidente costarricense José María Hipólito Figueres Ferrer, quien expresó: "No hay Plan B, entonces es mejor hacer un Plan A que funcione, para preservar un ambiente estable".

De Gleiser, transcribo, a continuación, un resumen de sus ideas. Según él, aprendemos mucho sobre nuestra posición en el universo y de lo que somos hechos. Instrumentos fabulosos ampliaron nuestra visión del mundo, abriendo puertas para realidades lejanas a nuestros sentidos. Aprendemos también que poco sabemos y que mucho de lo que existe permanecerá lejos de nuestra comprensión. Nuestro alcance es amplio pero limitado. La ciencia nos revela como la naturaleza funciona y no como gustaríamos que funcione. Curiosos, dejamos nuestro planeta natal, enviando sondas através del sistema solar, descubriendo mundos muy diferentes al nuestro, magníficos pero solitários, indiferentes a la vida, Por mucho tiempo, talvez por demasiado tiempo, buscamos armonías que no existen. Buscamos, también, por compañías en los cielos, sea divina o extraterrestre, para aliviar los temores de nuestra existencia. Pero, debido a que aprendimos por las dificultades enfrentadas, devemos aceptar cuanto antes posible nuestra soledad en el cosmo; sino en términos absolutos (pues nunca sabemos lo que puede existir más allá de nuestros instrumentos), por lo menos en términos prácticos. Al contrário de lo que muchos piensan, esa soledad no debe ser motivo de angustia. Ella nos torna especiales y únicos, creando un nuevo propósito para la humanidad, redimiendo nuestra misión cósmica.

Somos únicos y especiales no porque fuimos creados por Dios o porque somos el resultado de una intención cósmica, de un universo orientado a crear vida inteligente. Somos únicos e importantes porque estamos vivos y tenemos consciência de nuestra existencia, Por lo que sabemos hoy, y probablemente por mucho tiempo, somos los únicos seres que se cuestionan sobre el mundo a su alrededor. Talvez no seamos la medida de todas las cosas, pero somos las cosas que podemos medir. Aceptar nuestra soledad cósmica es un despertador que debería iniciar una nueva era para la humanidad. Seres humanos, salvemos la vida! No hay nada más precioso y raro. Preservémosla, hagamos de todo para que dure, ayudemos a distribuirla por la vastidad del cosmo. Esta es nuestra misión suprema como mentes pensantes en este inmenso universo.

Esas revelaciones son extrememente urgentes. El rápido avanço del progreso, la promesa de riquezas y de una vida mejor, nos dejó indiferentes al daño que causamos a nuestro planeta. Sí, tenemos que sobrevivir, plantar, construir, explorar lo que nuestro planeta ofrece. Pero, no podemos continuar a hacerlo en el ritmo actual, ignorando la devastación que inflijimos a nuestro planeta y a la preciosa vida que él aloja.

El clima está cambiando y más de 30 mil espécies están muriendo por año. Somos testigos de la mayor extinción en masa desde el desaparecimiento de los dinosauros, hace 65 millones de años. La diferencia es que por la primera vez en la historia, somos nosotros, y no la naturaleza, la causa de la extinción. Destruímos habitats, contaminamos rios, pulverizamos montañas, cortamos florestas, inundamos valles, introduzimos espécies en ambientes raros sin planeamento, matamos, pescamos y cazamos espécies em riesgo de extinción sin ninguna impunidad evidente. La naturaleza es callada, pero siempre da un recibo. En nuestro frenesí destructivo, nos olvidamos que nuestro planeta es un sistema limitado y que no puede sobrevivir a um abuso continuo. La vida se recuperó de otras cinco grandes extinciones a lo largo de la historia geológica del planeta, porque eventualmente sus causas físicas dejaron de actuar. Si no aceptamos con urgência lo que está ocurriendo y comenzamos a actuar como una espécie unida en la dirección de un objetivo común, causaremos una devastación sin precedentes.

Solo seremos capazes de efectuar cambios positivos en una escala planetaria cuando sea claro el valor de la vida y la precariedad de la situación presente. Infelizmente, extinciones en masa ocurren de forma común en escalas de tiempo mucho mayores de que la duración de una vida humana. Como no vemos los efectos de forma clara, no nos asustamos lo suficiente, pués no tenemos una arma apuntada contra nuestras cabezas, exijiendo una posición inmediata. Miles de científicos ven insistiendo diariamente que la situación es muy grave, que si no actuamos rapidamente las consecuencias serán muy peores de lo que imaginamos. Cuánto tiempo iremos esperar? Que necesitamos para salir de esa inercia?

El aspecto más maravilloso de nuestra existência es que tenemos consciência de ella. Así como nuestros ancestrales, hace cinco mil años permanecemos solos contemplando el mistério de la criación. De una forma trágica, la historia de la civilización nos enseña que las naciones se unen solamente para combatir un enemigo común, debemos unirnos como miembros de una misma espécie y luchar por nuestra sobrevivencia. Este es el principal conflicto de nuestra era. Aunque, al contrario de la guerras comunes, esta no tiene la intención de definir fronteras, dominio económico o religión. Esta es una lucha entre nuestro pasado y nuestro futuro, una guerra donde somos nuestros peores enemigos y, al mismo tiempo, nosotros mismos nuestra única esperanza. Que paradoxo delicado! Hagamos uso de él....

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